En el reino de Handan existÃa la tradición de cazar palomas para darlas al prÃncipe como obsequio cada fiesta de Año Nuevo.
Al prÃncipe le gustaba tanto la tradición que daba enormes recompensas a quien le regalaba más palomas.
Un dÃa, un aldeano se le acercó y le preguntó la razón de esta costumbre.
-Cada dÃa de Año Nuevo me dan las palomas cazadas y yo las libero para demostrar mi bondad- contestó el prÃncipe.
-Sus súbditos saben que deben cazar palomas para que usted las libere y manifieste su bondad -comentó otro aldeano-. Pero cuando se dedican a cazarlas, muchas palomas perecen. DemostrarÃa en serio su bondad si prohibiera su cacerÃa. Si continúa haciendo lo que hace, cazando palomas para soltarlas, su caridad no habrá reparado nada.
El prÃncipe asintió.
Dice el adagio que “El camino al infierno está construido de buenas intenciones”.
Pero, ¿significa eso que ser bien intencionado es un problema?
No es asà en realidad.
Las buenas intenciones dan buenos resultados cuando se tiene un plan en mente.
Si ayudamos de forma inconsciente, sin ideas claras, sin un objetivo bien definido, haremos más daño como en la historia contada.
Las buenas intenciones son ese deseo de ayudar a otros.
Lo siguiente para hacerlas realidad es construir un plan adecuado.
Si no somos responsables, nuestras acciones perjudicarán a terceros en lugar de beneficiarlos.
Si no pensamos primero en la raÃz del problema, estaremos alimentándola en lugar de cortarla.
Ser bien intencionado puede ser peligroso si no planificamos bien las cosas.
En lugar de ayudar de golpe, ayuda paso a paso.
“Las mejores intenciones del mundo reunidas no valen nada si no van seguidas de acciones”. Pero no acciones de un instante, sino acciones que vienen de decisiones bien tomadas.
Tirar basura al tacho, por ejemplo, no es lo mismo que reciclar basura. Cuando tiras basura a un tacho, no contaminas, pero no reúsas.
Sin embargo, cuando reciclas basura, no contaminas y empiezas a reusar lo que antes no servÃa.
Para que el beneficio de nuestra ayuda sea latente, hay que ser conscientes entonces de lo que hacemos e imaginarnos cuáles serán las consecuencias de nuestros actos.
Si no hay responsabilidad, que sea desarrollada para impulsar las buenas intenciones.
Si no hay proactividad, que sea practicada cada dÃa para realizar las buenas intenciones.
Si no hay consciencia, se debe crear consciencia o solo se sufrirán perjuicios al final.