Yo no soy el sin fin de recuerdos que asolan mi mente.
No soy ninguno de los errores cometidos en mi vida, ni mis caídas, ni tampoco las veces que me he podido levantar cuando apenas me quedaban fuerzas para hacerlo después de llorar a lágrima tendida.
No soy ninguno de los que me han usado, ni lastimado ni humillado en mi vida.
Tengo claro que no soy las veces que mi cabeza se queda en blanco y lleva a la deriva a mi corazón, ni tampoco soy la misma de hace un año, por supuesto, ni siquiera la de ayer, ni tampoco la que seré mañana.
Yo soy todo lo que me propuse y conseguí paso a paso. Aquellas manos que me tendieron cuando menos lo esperaba.
Soy más fuerte de lo que nunca pude imaginar, aunque las tormentas se hayan cebado contra mi esperanza.
Soy sueños por cumplir, metas anheladas, promesas verdaderas que cumplí, aunque el viento se llevara las palabras.
Soy primavera en invierno e invierno cuando la oscuridad me reclamaba.
Soy lo que siempre merecí, más que suficiente, completa y orgullosa de estar varada.
Y a pesar de las caídas, de los tropiezos, de los miedos que me atacaban. A pesar de las pesadillas, desilusiones y tristezas que nunca acaban, aprendí ante todo una cosa y es confiar en mí y creer en mí antes que nada.
No soy ninguno de los errores cometidos en mi vida, ni mis caídas, ni tampoco las veces que me he podido levantar cuando apenas me quedaban fuerzas para hacerlo después de llorar a lágrima tendida.
No soy ninguno de los que me han usado, ni lastimado ni humillado en mi vida.
Tengo claro que no soy las veces que mi cabeza se queda en blanco y lleva a la deriva a mi corazón, ni tampoco soy la misma de hace un año, por supuesto, ni siquiera la de ayer, ni tampoco la que seré mañana.
Yo soy todo lo que me propuse y conseguí paso a paso. Aquellas manos que me tendieron cuando menos lo esperaba.
Soy más fuerte de lo que nunca pude imaginar, aunque las tormentas se hayan cebado contra mi esperanza.
Soy sueños por cumplir, metas anheladas, promesas verdaderas que cumplí, aunque el viento se llevara las palabras.
Soy primavera en invierno e invierno cuando la oscuridad me reclamaba.
Soy lo que siempre merecí, más que suficiente, completa y orgullosa de estar varada.
Y a pesar de las caídas, de los tropiezos, de los miedos que me atacaban. A pesar de las pesadillas, desilusiones y tristezas que nunca acaban, aprendí ante todo una cosa y es confiar en mí y creer en mí antes que nada.