No fue amor a primera vista,
Aunque reconozco que si hubo atracción a primer instante.
Descubrir que no eres religioso,
Mas sin embargo romántico y taciturno a veces,
Note que sabías escucharme.
Nuestros primeros diálogos fueron:
“No nos vamos a enamorar”
“nos ayudaremos con la poesía,
Mientras nos hacemos compañía”
“pasé un momento muy agradable”
“me encanta el tiempo que compartimos”.
El punto más importante
Era siempre cerrarle la puerta al amor así de plano.
Pero el amor encontró otra puerta por donde entrar,
Una amplia, sin condiciones ni restricciones,
Era la puerta de la amistad.
¿Quién iba a sospechar de la amistad?
El amor muy astuto se disfrazó de amistad,
Para anidarse en ambos corazones
Que estaban ariscos para el amor.
Si el amor se hubiera presentado como tal,
Y no como una amistad muy especial,
Seguro ninguno de los dos hubiera abierto esa puerta,
Mucho menos dejarlo pasar y tomar asiento.
Así pasaron los días, sin conjugaciones del verbo “amar”.
¡Todo era pura amistad! Una grande, una bella,
Una incondicional, una que no te deja,
Menos en los momentos que llegan las pruebas de fuego,
O los golpes fatídicos al corazón.
Disfrutamos mutuamente cada momento compartido,
Si era de dolor, tu dolor era el mío y el mío era el tuyo.
Si de reír, pues a reír fuerte a carcajadas.
Era tan hermoso tenernos, acompañarnos y disfrutarnos,
Que ya no queríamos pasar tiempo el uno sin el otro.
Había nacido y crecido la más hermosa e incondicional amistad.
Mis heridas causaron hermetismo o través de los años.
Pero con él, hablar los temas escabrosos era tan fácil, ya que,
aun en mis momentos más oscuros, conociendo mis errores más bajos,
Me hizo sentir que no me juzgaba. Por el contrario,
Siempre me dijo: “en lo que decidas yo te apoyo, cuenta conmigo”.
Su comprensión y ternura siempre me hicieron sentir
Muy cómoda, protegida y segura hablando de lo que fuera,
Como si se tratara de pasar la tarde meciéndonos en un columpio.
Una sonrisa siempre me derrite,
Y mi mejor amigo es el dueño de la sonrisa más linda.
¿Cómo iba a imaginar que, al encontrar mi mejor amigo,
Volvería yo a enamorarme mientras aun sufría por otro?
Tuve que recibir un golpe fatal, la estocada final
De un viaje a mi pasado, para entender,
Para darme cuenta, que quiero y necesito a este mi amigo.
Para que sea más que eso, para que sea mi cómplice de aventuras,
Mi consejero, mi compañero, que me deje apoyarme en su pecho.
Para que se quede en mi vida, para que cuide mi corazón,
Corazón que le entregué temblando de miedo,
Pero confiando a ciegas en él, con toda el alma.
Me doy cuenta de que lo necesito para entregarle de regreso
Cada día, en cada mirada, en cada atención, en cada beso,
En cada caricia, en cada atardecer y hasta el alba,
Todo lo que me ha dado y me ha hecho feliz.
Quiero que me dé la oportunidad de amarlo como se merece,
Cono necesita, como no ha imaginado, o tal vez soñado.
Quiere amarte de regreso doblemente, cada día.
Y seré rara, o seremos raros.
Pero la mejor base para disfrutar una vida juntos
Es que conservemos esta singular amistad,
Mágica, madura, fuerte, apasionada, sensible,
Práctica, honesta, autentica, tan nuestra.
No encuentro mejor hogar para mi corazón,
Que, dentro del amparo de tu amistad,
Que ha sido la base, el fundamente de nuestro amor.
Lucha, luchemos, no dejemos que esa base
se rompa tan rápido como la construimos.
Afirma y confirma tus promesas sinceras,
Que no necesitan ser eternas, solo verdaderas.
Autor: Alba