Debemos aprender a tener valor para perseguir nuestras metas y asumir que tenemos una posibilidad de equivocarnos en cada decisión que tomamos, por mucho que lo hayamos pensado hay cosas que simplemente no podemos saber o prever, pero esa no es razón para quedarnos de brazos cruzados, o para enterrar todos nuestros sueños y anhelos, es simplemente el precio que tiene la aventura de buscar aquello que queremos, porque si no hubiera riesgos tampoco habría éxitos, tampoco sería tan gratificante haber finalmente conseguido llegar a lograr lo que queríamos, si todo fuera fácil cualquier persona lo haría, y gran parte de nuestras vidas perdería sentido, porque son los desafíos los que nos forjan el carácter y las equivocaciones esas experiencias que nos marcan de por vida, que nos ayudan a recordar las lecciones aprendidas.
Sería muy tonto de nuestra parte impedirle a un niño que intente caminar por que sabemos de antemano que va a caerse unas cuantas veces antes de aprender a andar, pero de la misma forma sabemos que esa experiencia es necesaria para que aprenda y también sabemos que es seguro que después de un tiempo de práctica seguramente logrará caminar sin problemas, después querrá aprender a correr y de nuevo volverá a caerse algunas veces, y lo mismo aplica con todo lo demás, cuando aprendemos a cocinar nos cortamos o quemamos, cuando aprendemos a coser nos pinchamos, cuando aprendemos un trabajo echamos algunas cosas a perder y cuando aprendemos a amar o a quien no amar también nos llega a doler.
No cambies la lógica con la que te enseñaron desde niña a andar, porque si en ese entonces nadie te impidió llegar a caminar, ahora menos alguien podría impedirte llegar a donde realmente quieres estar, ya sea un trabajo, una persona, una familia, un descubrimiento o un conocimiento, todas las metas son alcanzables con una determinada cantidad de errores y nuevas calibraciones de nuestra estrategia para alcanzarlas, nunca permitas que nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer, ni lo que debería importarte o no, ni que deberías tener, que te debería gustar, a donde deberías de ir, eso sólo puedes decidirlo tú, y una vez que lo decidas ponte en marcha y no mires atrás, ten la confianza de que solo es cuestión de tiempo que llegues a donde quieres llegar.